Bullyng entre empresas

Competir en los mercados, esa es al final la función última de las empresas, competir y seguir vivo en él. La competencia hace que las organizaciones saquen lo mejor y lo peor de su repertorio estratégico y táctico para vencer en esa continua “lucha”, incluso maltratar otras organizaciones. Otra veces observamos como las empresas se relacionan con otras de cierta manera que terminan causando víctimas en muy diferentes ámbitos.

En el amor y en la guerra todo vale. Esta parece ser la consigna de muchas empresas a la hora de competir en los mercados. No es extraño observar como las empresas líderes de determinados mercados, imponen sus condiciones a la hora de competir con otras que pretenden hacerse un sitio en ese mismo mercado. Cuando eso se lleva a extremos delicados o excesivos, en ocasiones delictivos, podemos hablar de bullyng empresarial. Este no es otro que el maltrato, vejación o desprecio con el que algunas empresas tratan a otras en su relaciones de colaboración, coparticipación o simplemente a la hora de competir por objetivos parecidos.

Este fenómeno se suele dar con frecuencia por parte de empresas que poseen un peso de negociación sobre el mercado o sobre otras empresas, que poseen factores que hacen que puedan hacer daño a otras organizaciones. No necesariamente el tamaño tiene por qué tener una relevancia significativa en la aplicación de este bullyng empresarial, de hecho es muy frecuente entre empresas de similares dimensiones siendo el factor determinante para que se dé este “maltrato” simplemente que una de ellas posee un elemento diferenciador de competitividad que hace que la relación quede marca por este y por otro lado la empresa bullyer, la que ejerce el bullyng, entiende que en su lucha por el mercado cree que la mejor manera de minimizar el efecto competitivo de esa otra empresa es aplicándole estrategias, tácticas, acciones que deterioran el funcionamiento de esa compañía o su imagen en dicho mercado.

“Al enemigo ni agua”, atendiendo a este refrán, hay empresas que toman como enemigo y no como adversario a la empresa competidora y la manera de luchar no es tratar de conquistar el mercado por méritos corporativos propios sino eliminando competidores. Cuando esta es la estrategia utilizada, es cuando se ve como loable la estrategia de aplicar bullyng al competidor. Creo que por lo tanto que el bullyng empresarial es una acción voluntaria, prevista e intencionada de una empresa hacia otra u otras. Por tanto, además de todos los requisitos mencionados, tener poder para ejercer el bullyng, el criterio de voluntariedad por parte “la empresa agresora” creo que es necesario para que se dé este fenómeno, que como podéis pensar tiene efectos devastadores y sobre todo, creo que es difícil de combatir, pues ese bullyng se puede dar dentro de la ley.

Los síntomas de la empresas que sufren este bullyng empresarial suelen ser:

  • Incapacidad para poder competir en mejores condiciones
  • Suelen poseer frecuentes crisis de identidad, improvisando comportamientos y alternando la defensa de valores corporativos dispares y no contemplados
  • Ansiedad e histrionismo corporativo
  • Alta rotación de personal
  • Se suelen generar malos climas laborales por la presión o imposiciones del ejerciente del bullyng
  • Afecta a su trabajo diario como empresa en ámbitos como la producción, marketing y gestión.
  • Stress corporativo, debido a los ataques continuos, inesperado o injusto que recibe
  • Una empresa que sufre bullyng por parte de otra empresa suele ser una empresa con dificultades para competir con reacciones inesperadas y con un alto índice de intranquilidad e incluso inestabilidad organizativa.
  • Suelen tener problemas productividad presentando bajos índices en este apartado.
  • Convierte a la parte directiva en continuos apaga fuegos, dificultando su labor estratégicas y medio largo plazo.  

El bullyng empresarial es un fenómeno más frecuente del que creemos, pues al final es una forma de relación, nociva, pero una forma de relacionarse de una empresa con competidores, empresas asociadas, contratas, aliadas, proveedores o empresas “clientes”. Es por ello que no debemos pensar que el bullyng sólo se da entre competidores, el bullyng es, como comento, una forma de relacionarse que el ejerciente realiza la mayoría de las veces de forma voluntaria, que se ejerce con la intención de manejar, controlar o presionar a otras organizaciones, por la razón que fuere o con la intención que proceda, y que se puede ejercer por criterios diferentes en cada caso, puede ser por dependencia como proveedores de un único cliente o por ser cliente prioritario y este le hace bullyng, por dimensión y liderazgo del bullyer, controlando al conjunto de competidores por su condición de empresa dominante, por ser contratista omnipotenciario que imponen condiciones y formas de actuar o simplemente por qué lo puede hacer, es decir tiene la capacidad y la voluntad de hacerle la vida imposible a otra organización con la intención final que comentamos de controlarla o reducir su rendimiento o impacto en el mercado.  

Como vemos, eso que llamamos bullyng no es solo un fenómeno entre personas, sino que también se ha dado y se está dando a nivel empresarial en los mercados. Podríamos suponer que debería de ser, entre otros organismos, el tribunal de la competencia quien mediara para diagnosticarlo, evitarlo, denunciarlo o sancionarlo, pero insisto, que muchas veces ese “maltrato” se hace dentro de la ley, por lo que es complicado ratificarlo, aunque es bastante fácil identificar sus efectos en la empresa víctima.

El bullyng entre empresas es en definitiva el sometimiento de una organización a otra por la razón que fuera, con graves consecuencias para la víctima, pero que lamentablemente, suele propiciar pocas consecuencias para las empresas que lo ejercen, pues esa manera de relacionarse se toma como una forma normal de competir, colaborar o compartir sinergias entre organizaciones, sin establecer la nocividad y los efectos de la relación.

@rafacera

FanPage Facebook (dale a me gusta, si te gusta claro)

Deja un comentario