Pymes y dirección. Serio problema

El tejido empresarial español es un tejido compuesto en un 95% por empresas pequeñas y microempresas. El nivel general de competitividad de estas empresas es bajo, sin embargo su impacto en la economía es destacable, aunque estamos seguro de que su aportación podría ser aun de mucho mayor calado si aumentara dicha competitividad.

Empresas de 1 a 10 trabajadores es de lo más frecuente en España. Son las llamadas pymes y microempresas. Además son este tipo de organización las que mayor índice de empleo generan y mantienen, además de que aportan el 65% del PIB nacional. Dicho de otra manera, este sector de empresas es el más relevante de nuestro país. También conocemos que su nivel de competitividad en líneas generales es bajo, por lo que si este aumentara, es muy probable que en cuanto a empleo y aportación al PIB se dispararían su aportación de manera muy significativa. Por lo tanto no es difícil pensar que establecer un objetivo estratégico para la economía nacional para el aumento de competitividad de este sector es más que necesario es vital para mejorar los buenos datos económicos de España. Entiendo que habría de ser un objetivo estratégico de valor para el país trabajar en ese aumento de competitividad para estas empresas.

Cuando te relacionas con pequeñas empresas y autónomos puedes apreciar muchas y muy diferentes causas por las que su nivel de competitividad es bajo en demasiados casos, observas que no invierten bien, que no saben gestionar talento, no les importa manejar con el rigor que debería su reputación, el cliente en muchos casos no es lo principal, y podríamos seguir destacando otras muchas circunstancias. En la mayoría de los casos suelen ser empresas muy de a corto plazo, sin un gran rigor estratégico, pero sobre todo sin conciencia de empresa, quiero decir, los empresario/as no tienen una visión de empresa de su organización, de hecho muchos/as de ellos/as lo llaman simplemente negocio y utilizan argumentos cuando les propones algunas mejoras, “eso puede funcionar en empresas más grandes, aquí no tenemos tamaño ni importancia para eso que propones”. Aprovecho para vincular esta circunstancia con un link a un post que compartí con vosotros hace no demasiado tiempo que creo ayudará a entender mejor esta afirmación que realizo.  Muchas pymes suelen ser organizaciones que consideran el crecimiento solo como el aumento de facturación, pero no de la adecuación necesaria de la empresa para un crecimiento organizativo rentable en todos los ámbitos.

Las pymes son muy dadas a la competitividad que denomino de guerrillas, es decir, a luchar con argumentos que casi nunca tienen que ver con ofertas de valor, estrategia competitiva o innovación en lo ofertado, el factor de lucha para muchas el precio bajo (no por su capacidad para reducir costes innecesarios, sino porque reducen costes a través de  no hacer facturas, evitar añadir ciertos impuestos o simplemente establecer malas condiciones laborales para sus empleados) o bien se aprovechan de las necesidades de los clientes por oportunidad, cercanía, recomendación de alguien, más que por aportar la mejor solución al cliente, por gestionar a este bien y por llevar una gestión interna eficiente. Como podréis entender estos factores de competitividad son livianos, efímeros y que difícilmente son mantenibles en el tiempo como para que puedan generar un crecimiento sostenido de la empresa. Obviamente hay pymes muy bien gestionada y dirigidas que para nada se corresponde con esta “fotografía”, pero es más frecuente de lo que debería todo esto que comento.

Comentado todo esto creo que la pyme ganaría mayor nivel de competitividad si profesionalizara su dirección. Sí, son muchos los casos en los que observo que el empresario/a suele ser el máximo dirigente de la empresa y que este no está preparado para asumir la dirección de una organización por muy diferentes causas, porque simplemente es un gran técnico en el servicio o producto que vende pero no es un gran directivo, porque no posee recursos ni actitudinales ni aptitudinales para la dirección, porque todo lo ve como simplemente un negocio que llevar adelante sin considerar que es la empresa lo que debe gestionar para explotar dicho negocio. Simplemente expongo las causas mas habituales entre empresarios/as que ejercen de directivos y que no lo hacen bien.

Las pymes son un sector de empresas tan importantes para nuestro país que en demasiados casos las olvidamos sin ayudas (no solo económicas), sin preocuparnos por ese sector desde diferentes ámbitos, menospreciándolo por su tamaño o poca incidencia particular como organizaciones (la general fíjense en lo que aporta), por no verlo como el sector que más aporta en muchos casos a la economía de este país. Su nivel de competitividad para luchar en los mercado es limitada por muchas y diferentes causas, lo que si estoy seguro es de que ese nivel de competitividad aumentaría se manera significativa si al frente de la empresa se profesionalizara la dirección, y hago especial hincapié en la dirección, porque sé que en muchos casos (más por necesidad que no por convencimiento) esa dirección trata de profesionalizar las distintas funciones en la empresas  y suelen ir profesionalizando de las funciones administrativas de gestión a las de carácter estratégico en último lugar, eso sí con más o menos acierto en cada caso. Es muy difícil lograr que las distintas funciones de la empresa, por muy profesionales que sean, obtengan el rendimiento necesario cuando el responsable de la empresa es incapaz de evaluar, ordenar, controlar y aplicar esas funciones para que supongan una mayor competitividad de la empresa.

Las pymes, en un alto tanto por ciento de casos, están carentes de talento para la dirección, necesitan de personas que pongan a muchas de esas organizaciones en el camino del crecimiento eficiente. La pymes saben de lo importante que es un buen servicio o un buen producto pero ya no estamos en ese tiempo, estamos en el tiempo de luchar en mercados dónde cada vez hay más competencia y más fuerte, estamos en el tiempo de conquistar clientes no de venderles, si eso no se dirige de la manera oportuna y no se pone a toda la empresa a trabajar  en esa misión con una organización apropiada, con los recursos necesarios disponibles para ser competitivos, con una intención estratégica de impacto, con un interés y manejo de la reputación de marca, con una preocupación porque los trabajadores y la gestión del talento sean una de sus bazas competitivas, sin una conciencia de empresa como herramienta imprescindible para alcanzar dicha misión, sin todo esto, es posible que muchas pymes puedan seguir haciendo buenos negocios, pero no serán capaces de crecer como empresas competitivas, la diferencia entre ambas circunstancias simplemente está en la estabilidad, fortaleza de la empresa y durabilidad que da cada uno de esos logros enunciados.

La pyme ha de profesionalizar la dirección de sus empresas y organizaciones con carácter prioritario por su valor estratégico, ese es el factor que les proporcionará mayor competitividad y menos índice de mortalidad.  

@rafacera

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