El valor se fija en función a la confianza que genera

En cualquier ámbito de la vida a todo se le asigna un valor. Se les otorga un valor a las empresas, a las marcas, a los recursos, a las personas, a las relaciones, a las circunstancias, todo posee un valor según el ojo de quien lo contemple, que es quién se lo asigna. Por tanto el valor aunque se pretenda objetivizar siempre será una tarea singular según quien lo estime. Son muchas las cuestiones las que pueden establecer el valor de algo, pero sin duda, el factor que paso a compartir es definitorio en esta misión.

¿Cuánto vale algo para alguien? Estoy seguro de que si les lanzo esta pregunta, inmediatamente muchas de su respuestas serán “dependerá de que estemos valorando y de quién lo valore”. Respuestas que creo muy interesantes y que pone de relieve que eso que llamamos valor o valorar algo nunca tendrá una tasación común o estandarizada, ya sea en los términos que sea, da igual si hablamos de ponerle un valor económico a algo, un valor sentimental, un valor psicológico, un valor catastral, lo que fuere, será muy difícil objetivizarlo, es decir, establecer cuanto de valor tiene de manera consensuada para todo el mundo eso, pues el valor en realidad no lo posee aquello que tasamos, sino que el valor esta en quién lo tasa.

El valor de cualquiera de las cuestiones que barajemos, ya sean empresas, marcas, recursos, personas se determinan por los condicionantes que ponemos en marcha las personas responsables de asignarle dicho valor. Esos condicionantes pueden ser muchos y muy variados, necesidad de obtener ese recurso, amistad con esa persona, circunstancias personales del tasador, condiciones en las que se encuentra lo que valoramos, contexto en el que se realice la valoración y muchos otros, pero al final cuando valoramos algo siempre barajamos la fórmula de coste vs. retorno, es decir, que precio, que esfuerzo, que debo invertir en esto y por el contrario que me reporta o reportará en términos económicos, reputacional, psicológico, funcional, etc. lo valorado, por lo que todo valor de algo viene fijado por quién lo valora en la relación entre lo que debe ofrecer o le ofrece y  a cambio de lo que obtiene u obtendrá. La fórmula aplicada en la valoración suele ser la conocida de coste-beneficio (en el amplio sentido de estos conceptos)

Al final, todas y cada una de las personas tenemos nuestros propios condicionantes para valorar lo que sea, y estos, son consecuencias de nuestra experiencia, nuestros valores, nuestra ideología, nuestro entorno, nuestro contexto, nuestras personas de confianza, nuestra información, nuestra personalidad, todo ello, crea los condicionantes de valoración de las cosas, de las circunstancias de todo a lo que otorgamos valor. Lo que si me gustaría comentar como importante es que el valor fijado dependerá, como comentamos de muchas cosas, sin embargo hay un factor que casi siempre tiene un peso determinante a la hora de fijar el valor de algo y ese no es otro que la confianza que nos genera eso que estamos valorando. Esa confianza aunque factor común a todas las personas que valoramos algo, tampoco supone es un factor objetivo y común para todos, sino que la confianza al final, como el valor, también es diferente para cada persona que siente esa confianza en algo o alguien o no, por lo que una marca puede generar mucha confianza para ciertas empresas o personas y sin embargo en otras, no se percibe que genere esa misma confianza.

Con este contexto, donde todas las personas estamos continuamente valorando todo, empresas, marcas, personas, candidatos/as, políticas, productos, programas de tv, etc. y dónde esa valoración de las cosas y de las personas marcan más de lo que creemos nuestras vidas, pues establecen nuestros comportamientos, nuestras decisiones, nuestras opiniones, nuestras amistades, casi todo… debemos saber que para aumentar el valor de algo debemos de dotar de confianza tanto lo que se valora pero sobre todo que esta impacte en la persona que tase ese valor, en marketing cuando queremos conseguir el aumento de confianza en las marcas sabemos cómo hacerlo intentando acciones que aumenten la reputación, mostrar un compromiso con el usuario, establecer valores de marca que se ajusten al gusto del cliente, es decir, hacer cosas desde la marca que hagan se generen confianza en dicho cliente. Esta confianza es la causa principal en todos los procesos de ventas efectivos y en la valoración de marcas.

El valor de algo o de alguien es una cuestión personal e intransferible de quién lo tasa, pero si lo valorado no nos genera la confianza suficiente para poner en marcha otros condicionantes, el proceso se suele extinguir, acabar u obteniendo un nivel de valor bajo, por lo tanto, cuando somos capaces de aportar confianza, el valor aumenta, después estarán otros condicionantes que incrementarán o disminuirán dicho valor, pero cuando no nos fiamos (no nos aporta confianza) de lo que estamos valorando, en condiciones normales, difícilmente le adjudicamos un gran valor a menos que estemos obligados a otorgar un valor superior o inferior al que le asignaríamos. El valor de algo o de alguien está en consonancia con la confianza que emana, por tanto si quieres aumentar el valor de algo trabaja en ganar la confianza de quién lo tase.

Bueno pues terminamos otra temporada del blog, agradeceros la aceptación tan positiva de lo compartido, así como vuestro interés por estos contenidos, vuestras valoraciones, la difusión que le dais en otros foros y los comentarios que me hacéis llegar. Nos seguiremos leyendo en septiembre, os deseo una buena época estival para todos/as.

Un abrazo

Rafa Cera  

@rafacera

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