Es la empresa no el negocio

Nos puede dar la sensación de que negocio y empresa es lo mismo o al menos que tienen el mismo fin. Nada más alejado de la realidad.  Cuando este pensamiento se instaura de forma generalizada en cualquier sector de actividad, ya podemos anunciar que estamos ante un sector débil y poco competitivo.

Cuando trabajas con emprendedores he podido visualizar con gran claridad esto que quiero compartir con vosotros. En el proceso de emprender, después de determinar un problema a solucionar y después de tener una idea de negocio o solución, se les pide a los emprendedores que esbocen un modelo de negocio que de alguna manera describa como va a ganar dinero esa idea. En dicho modelo de negocio se trata de anunciar temas como que oferta de valor se hará llegar al cliente, a qué clientes dirigiremos la oferta, con qué socios o alianzas vamos a contar, qué recursos serán necesarios, qué ingresos y costes se prevén, etc. (acudan al modelo canva para ver las exigencias para determinar el modelo de negocio), sin embargo en muchos casos, el emprendedor cree que tiene gran parte del emprendimiento solucionado, hemos afinado la idea, hemos determinado como vamos a ganar dinero, venga lancemos un producto mínimo viable o un prototipo de producto o servicio y vamos viendo como funciona, eso en mundo on line, en la versión tradicional o presencial, pues un poco lo mismo, vamos a ir probando y vamos creciendo en la medida de lo que nos permita el negocio. El principio de prudencia no tiene nada que ver con lo que hay que hacer y cómo hacerlo, para que un negocio salga bien. No creo que sean estas las etapas más decisivas en el emprendimiento o en el inicio de actividades económicas, en mi opinión radica en un alto % cuando se fija y establece la organización para explotar el negocio, es esto lo que marca el éxito o fracaso en la mayoría de las ocasiones de aventuras económicas. De la eficiencia de esa organización depende el aprovechamiento del negocio.

Como consultor y como directivo de empresa, en muchas ocasiones he podido constatar que las organizaciones orientadas al negocio son mucho menos competitivas que las organizaciones que centran sus prioridades en que la empresa sea competitiva. ¿Que quiero decir con esto?, fácil, que la organización eficiente y eficaz es capaz de explotar de forma conveniente un negocio, un buen negocio sin la infraestructura adecuada para su explotación suele ser un hecho efímero, temporal y sin futuro.

Esta premisa que creo bastante acertada me lleva a que cuando trabajo con emprendedores o empresari@s del tipo que fueran, centrar muchos esfuerzos en venderles estrategia de que en la medida que desarrollemos a la empresa convenientemente (desarrollo de organización, procesos, reputación de marca, mk eficiente, recursos, persona, tecnología, valores, etc.) en dirección a la eficiencia, tendrá una repercusión directa e inmediata en la explotación del negocio del que vive. No es de extrañar que no siempre consiga que interioricen esta estrategia o al menos que la instauren en plenitud, pues entre otras cosas sé que es una estrategia de recorrido más lento para ver sus resultados, así como requiere de mayor esfuerzo y conocimiento que simplemente tratar de vender más como sea, que es en definitiva a lo que se refieren muchos cuando hablan de explotar el negocio.

Grandes ideas, con magníficos modelos de negocios, han sido grandes fracasos simplemente porque el momento de la verdad se ubica cuando creas la infraestructura encargada de explotar dicho negocio de la manera óptima, eso es la empresa. Aprovechar las oportunidades que pueden ofrecer un determinado mercado de forma puntual, se puede convertir en un coge el dinero y corre, pero cuando pretendes que esa oportunidad genere un futuro para tus intereses, eso sin una empresa competitiva, es una quimera, dónde solo se puede esperar el nacer para morir joven. Explotar un negocio de forma puntual sin una empresa como infraestructura solvente para dicha explotación está muy relacionado con eso que llamamos pelotazos, con coyunturas económicas que facilitan o acaban con oportunidades, dónde se gana dinero por el entorno no por la oferta y su gestión, donde la especulación es una forma de negocio, es decir, cuando se define negocio como la capacidad sin más de ganar dinero. Por otro lado, en estos casos del negocio por el negocio, la economía no se ve beneficiada de manera generalizada pues esa circunstancias hace que ganen dinero pocos agentes de los que juegan en dicha explotación del negocio y donde el modelo económico es obtener la mayor cantidad de dinero posible con  el menor nivel de costes imputables (aquí está el problema que genera un reparto inadecuado de ganancias).

En un negocio cuando se percibe una oportunidad, si para aprovechar esta no se tiene una empresa eficiente detrás, es decir, la maquina adecuada para la explotación de dicho negocio, el resultado suele ser algo efímero, poco profesional y que no genera un valor real para la economía, todo se centra en ingresos y gastos (si no costes). Esta empresa no tiene por qué tener una dimensión importante, no tiene que contar con grandes recursos, pero sí debe tener una misión, unos valores, unos comportamientos adecuados, unos procesos eficientes, un mapa estratégico solvente y una bolsa de talento suficiente para que ese negocio que se aborda efectivamente sea un buen negocio y no un fracaso. Por tanto identificar el negocio es vital, importante, tener la herramienta para explotarlo, lo es mucho más. Una empresa eficiente identifica negocios y consigue mejores resultados que esas personas o chiringuitos que identifican negocios pero que los explotan de forma poco profesional. Siempre me pareció más importante como herramienta el plan de empresa que el plan de negocio porque estoy convencido de que es la empresa y no el negocio lo que determina el éxito.

@rafacera

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